El impacto que tiene la contaminación en nuestra salud es, cada vez más, un tema frecuente en la discusión pública. Este se estudia, analiza y, a lo largo de los años, se han desarrollado estrategias para frenarla. Uno de estos estudios, publicado en The Lancet, posiciona a Madrid como la ciudad europea con mayor mortalidad por dióxido de nitrógeno de Europa.
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Madrid, la ciudad con mayor dióxido de carbono
El estudio publicado en The Lancet, y realizado por el Instituto Salud Global de Barcelona, el Instituto de Salud Pública y Tropical de Suiza y la Universidad de Utrecht, estudia la muerte prematura causada por la contaminación en el aire, particularmente por el PM 2,5 y el dióxido de nitrógeno, de las ciudades europeas.
Se han analizado 969 ciudades y 47 grandes ciudades de Europa con datos del 2015 y concluye que las ciudades con mayor densidad poblacional, son también las que tienen una mayor mortalidad causada por la contaminación.
Las cinco ciudades que encabezan la lista de mortalidad por contaminación de dióxido de nitrógeno son Madrid, Amberes en Bélgica, Turín en Italia, la zona metropolitana de París y la de Milán. Según este estudio, hasta 7% de las muertes prematuras de Madrid están causadas por las partículas de dióxido de nitrógeno.
Los niveles elevados de dióxido de nitrógeno puede irritar los pulmones y disminuir la función pulmonar, así como disminuir la resistencia a infecciones respiratorias. Otros síntomas son la tos y flema, sensación de falta de aire, cansancio inusual, molestias al respirar y la irritación de los ojos y la garganta.
¿De dónde viene la contaminación por dióxido de nitrógeno?
El dióxido de nitrógeno es un contaminante que tiene su principal fuente en el tráfico rodado, es decir los coches y otros medios de transporte, aunque también contribuyen a sus emisiones determinadas industrias y de calefacciones de carbón.
Sus niveles en la atmósfera de Madrid, de acuerdo con información de Madrid Salud, ha aumentado en los últimos años por la mayor utilización de gasolina diésel. Su presencia contribuye también a la formación de otros contaminantes en la atmósfera como el PM10 y PM 2,5.
El informe publicado en The Lancet concluye en que si todas las urbes cumplieran con los niveles de NO2 recomendados por la OMS, se podrían evitar hasta 900 muertes prematuras causadas por la contaminación.